Bubble Bop #P- Prologo

Bubble Bop / Prologo

A veces cuando la gente me habla comienzo a divagar, no porque no me interese lo que están diciendo, es simplemente porque mi cerebro sabe que tengo cosas mucho más importantes en las que enfocarme.

Soy una persona de todo o nada, de esas que no se conforman con un 9 en la escuela o con solo un te quiero, para mí no hay intermedios, o te amo o te odio, lo de los puntos intermedios no va conmigo, cuando quiero algo lo consigo, y cuando algo me molesta lo digo, no me importa que a muchas personas no les agrade, eso es parte de la vida, y suele ser así no solo para mí.

Estar en este lugar, sola, me abrumaba. No quería depender de estas personas para salir adelante, sabía por sobre todas las cosas que podía hacerlo sola, que no necesitaba a nadie más que a mis cercanos y que con eso estaría bien. Pero desde lo que ocurrió con Birdiam hace ya casi dos semanas había volteado tanto mi mundo como el de toda mi familia.

Como dice Peter Van Houten, “El dolor demanda sentirse”

Ella al parecer estaba hablándome así que tuve que mirarla y poner un poco de atención - Esta es tu tercera sesión conmigo Lilac – la mujer sentada frente a mí aparentemente no tenía nada mejor que hacer que seguir hablándome - ¿Realmente no vas a hablarme?-

Me quede sentada, observándola firmemente sin decir ninguna palabra, había olvidado como se llamaba… ¿Maura?, segurísima que empezaba con M, ¿Mauri… ¡Maurice! Odiaba a Maurice desde el día en que la conocí.

El gobierno se encargaba de que tuviera una ayuda psicológica por todo lo que había ocurrido, y como aún era menor de edad ellos eran dueños de mi lamentable trasero.

La escuálida señorita con cabello atado y gafas ridículamente grandes comenzó a impacientarse – Debes al menos decirme algo Lilac, lo que sea – lo único que consiguió de mi con aquella petición fue un cruce de piernas y un gesto con la nariz.

Me encantaba hacer que Maurice se enojara, y al no hablarle hacía que su trabajo como asistente social se viera realmente difícil, aunque no creo que sea la única que le dé problemas a Maurice.

Antes de que ella pudiera decir algo, tocaron la puerta y la asistente social dio el permiso para que entraran. Un hombre de aspecto fúnebre entro a la habitación y le pidió a “Maurice” que si podía salir y hablar un momento con él, a lo que ella agradecida, a mi parecer, salió casi corriendo a través de la puerta.

“Son cosas que causas en la gente Lilac, no puede evitar que las personas huyan de ti”

Mi subconsciente a veces me jugaba malas pasadas, y mi autoestima se iba por los suelos, como dije, no hay un límite medio en mí, simplemente o pienso lo peor o lo mejor de la gente, y yo como una mala persona, simplemente me merezco lo peor.

La puerta se abrió nuevamente, pero esta vez entro una mujer muy distinta a la otra, ella se veía un poco menos formal, y su cabello suelto me daba a entender que no era un prospecto a secretaria. – Buenos días Lilac, ¿está todo en orden? –

Y por lo visto, todos en este maldito lugar saben mi maldito nombre, malditos todos. – No me vas a responder, ¿verdad? –

Otra persona más que quería que hablara. Yo solo quería irme a casa, aunque no hubiera nadie en ella y fuera peligroso, aun así quería estar ahí, si debía morir tenía que ser en ese lugar - Primero que todo, mi nombre es Becca y antes de que pienses cualquier cosa, Maurice ya no se encargará de tu caso, si no que lo hare yo, y quiero que sepas que cuidaremos de ti por todo lo que ocurrió y hasta que atrapemos a ese hombre -

Me gustaría no escuchar hablar de esa persona solo por un día, quizás así mi vida sería un poco más fácil. – El gobierno te puso en el programa de protección para testigos, ¿sabes lo que significa eso verdad? –

Negué con mi cabeza… realmente no lo sabía - Eso quiere decir que tendrán que reubicarte, y que deberás vivir bajo la tutela de una familia cuidadora hasta que las cosas se solucionen o hasta que tengas la mayoría de edad –

Mi sangre comenzó a hervir y no me di cuenta cuando las palabras salieron entre medio de mis labios. –para eso falta un año –

La señora sonrió cautelosamente y volvió a su discurso. – sé que falta un año para eso Lilac, pero debes entender, que debido a tu caso, no puedes volver a tu casa, o a tu barrio, o si quiera frecuentar los lugares que solías frecuentar, ni a tus amigos, o nada en absoluto – mi respiración comenzó a dificultarse, Micah, ¿No podría volver a ver a Micah? – Hay una familia al norte de Greenview que esta anotada en el programa para protección de testigos, los contactaremos, y si todo sale bien, quizás estés con ellos mañana en la tarde –

¿Greenview?, eso quedaba casi a 3 horas en auto de Hollsover, de casa, de mis amigos, de Micah, de... ella

Puse mis manos en el escritorio asustando a Becca quien se llevó una de sus manos con dedos huesudos al corazón – ¿Tu pretendes que me valla de aquí así como así? – Me levanté de la silla – puedes guardarte cualquier mierda que me quieras decir ahora, me iré a mi casa y no podrás hacer nada al respecto –

Tomé mi famélico abrigo color gris del respaldo de la silla y me dispuse a salir de la oficina en la que me encontraba, ella no podía llevarme de ese lugar, aquí estaba todo lo que quedaba de mi vida… todo y nada - Él está ahí afuera Lilac – me dijo haciendo que me detuviera inmediatamente - ¿realmente quieres exponerte así?, ¿y a ella? –

Un pequeño escalofrío recorrió mi espina dorsal, si bien yo podía cuidarme a mí misma, ella simplemente no podía hacer eso, ella contaba conmigo, y yo no podía dejarla a merced de ese idiota, quizás que podría hacerle… quizás… - ¿Qué harán con ella? – me voltee a ver a la mujer frente a mí, que parecía un poco feliz con mi reacción- ¿Dónde la tienen? –

Mi pulso comenzó a acelerarse y el calor en la habitación se hacía insoportable, sin duda mi presión estaba por las nubes, y nadie quería que ocurriera un accidente en este lugar y no poder saber nada de ella.

Antes de seguir con mis preguntas, volví a sentarme en donde estaba esperando una respuesta que parecía eterna – Esta bien, de ella no debes preocuparte Lilac, solo debes saber que está bien cuidada –

Mis manos estallaron en el escritorio frente a mí - Eso no me dice absolutamente nada – mi desesperación pareció notarse en mi rostro, ya que vi un atisbo de lástima en su mirada – dime dónde está y te prometo que iré a donde sea que quieras enviarme –

Ella se tomó un tiempo pensando en mi propuesta, sin duda era mejor arriesgarse y tomar esta oportunidad que le estaba dando, no les convenía perderme – Esta bien Lilac, te llevaré a donde está para que la veas y luego iremos directamente a Greenview con tu nueva familia temporal –

Definitivamente odiaba mucho más a Becca que a Maura… No, Maurice - No son mi familia – Ella simplemente se empecinaba en hacerme enojar, y a mí me enojaba que lo lograra con tal facilidad – ellos solos serán una ayuda temporal, a penas cumpla mis dieciocho… - me quede en silencio un momento, ella no tenía por qué saber cuáles eran mis planes en cuanto cumpliera la edad para emanciparme del gobierno – Solo llévame a verla –

Becca me llevó junto a ella a lo que parecía una combi Volkwagen del 89, era linda, y se veía restaurada, eso me decía que Beca tenía una cierta cantidad de dinero que podía ser beneficiosa, prefiero no pensar en eso.

Condujo entre las calles de Hollsover dándome a entender que realmente las conocía bien, hasta que llegamos a las afueras de la ciudad, en la cima de un monte había un enorme y blanco recinto cerrado y cercado con electricidad con guardias en la entrada y armas en sus manos – Dime que esto no es una cárcel – mi preocupación comenzó a notarse, ella no era mala, es más era buena, solo un poco rota por todo lo que tuvo que pasar.

Becca se estacionó y nos hizo pasar a los guardias fácilmente – No, no es una cárcel Lilac, ella solo está recibiendo ayuda para que pueda mejorar – eso me dejaba un tanto más tranquila de lo que pensé.

Pasamos a través del módulo de informaciones, en donde tuvimos que dejar la mayoría de nuestras pertenencias y nos condujeron entre pasillos completamente blancos, tanto que al verlos podías sentir la tranquilidad emanando de ellos.

Cuando nos detuvimos frente a una habitación con un gran vidrio en la pared al fin nos detuvimos, y pude verla.

Estaba sentada en una cama de un blanco parecido al de las paredes, todo se veía realmente limpio, ordenado, nada a lo que acostumbrábamos en casa. Su cabello estaba un poco más corto, debía estarlo, debieron sacar todo recuerdo del bastardo apenas pudieron y yo lo agradecía.

Se encontraba con una bandeja frente a ella y un televisor pequeño dando un programa que parecía ser sobre cocina, ella estaba concentrada y yo apostaba mi vida a que ella no estaba prestando atención a la televisión y mucho menos a la comida frente a ella - ¿Ha comido algo? – la enfermera que nos condujo hasta ella me asintió y yo asentí de vuelta –

Al parecer aquí estaba segura, y yo no podía ser tan egoísta para dejarla enfrentar todo esto sin siquiera saber a dónde podríamos ir.

Lo valía, ella siempre lo valía todo - ¿Me prometes que cuidarán bien de ella? ¿Qué nada le pasará? –

Becca supo que estaba hablando con ella y despegó los ojos de la ventana frente a nosotros para mirarme – te lo prometo con todo mi corazón Lilac – puso una mano en mi hombro, pero no podía sentir empatía con ella, simplemente no podía – tu madre va a estar bien –

Asentí y volví la mirada a ella, sí que ella estuviera bien implicaba estar a tres horas de donde se encontraba y vivir con gente que desconocía, lo haría, porque como dije antes, ella siempre lo vale todo. 

Bee.b